Suiza impone pérdidas a los bonos convertibles de Credit Suisse y liquida el mayor instrumento anticrisis
La venta de Credit Suisse a UBS con rescate encubierto del Estado suizo ha provocado un terremoto en los mercados de deuda de los bancos. La operación ha impuesto pérdidas a los tenedores de bonos contingentemente convertibles (conocidos como CoCos), el principal instrumento anticrisis del sector, lo cual va a hacer inevitable la desaparición de los mismos, según fuentes de las autoridades bancarias.
Estos bonos, que las entidades han tenido que emitir en grandes cantidades en los últimos años para cumplir las normas internacionales de solvencia, que pretendían imponer pérdidas a los acreedores antes que a los contribuyentes en caso de quiebra de un banco.
Se trata de unos bonos que, en caso de que el capital de un banco quede por debajo de un determinado nivel, se convierten en acciones para recapitalizarlo. Por eso se llaman híbridos de deuda y capital. Incluso pueden amortizarse -los tenedores pierden toda su inversión- en caso de rescate o resolución. A cambio, pagan un interés más alto que los bonos normales (la deuda pura).
Es lo que ocurrió en el caso del Banco Popular. Pero hay una gran diferencia con el caso de Credit Suisse: en el Popular, los accionistas perdieron todo su dinero primero, y, como no era suficiente para recapitalizar el banco, se amortizaron los CoCos. Ahora, en cambio, los accionistas van a recuperar unos 3.000 millones que va a pagar UBS, lo cual implica importantes pérdidas para la mayoría, pero no de toda su inversión.
Esto supone saltarse el orden de prelación a la hora de imponer pérdidas a los diferentes instrumentos en caso de insolvencia de un banco. Porque los inversores compraban los CoCos -un mercado de unos 275.000 millones- en la confianza de que sólo perderían su dinero si primero lo perdían los accionistas. Algo que, lógicamente, ha soliviantado a los tenedores de estos bonos, que ya han anunciado que recurrirán a los tribunales.
Esta violación de las normas teóricas de insolvencia ha provocado el hundimiento del precio de los CoCos de la banca europea, con caídas de hasta el 15%. Esto obligó al BCE a salir a la palestra el lunes para asegurar que en la zona euro sigue vigente el orden de prelación por el cual las acciones asumen pérdidas antes que los CoCos. Algo que ha contribuido a tranquilizar un tanto el mercado este martes.
¿Mercado muerto?
No obstante, las fuentes consultadas dan por seguro que, a partir de ahora, los bancos tendrán que emitir esta deuda híbrida con una rentabilidad (intereses) mucho más alta, dado que su riesgo se ha disparado con el caso de Credit Suisse. Y eso puede hacer que sean inasumibles para muchas entidades. Por eso, tanto los inversores, como el sector, como las autoridades financieras empiezan a considerar que «el instrumento está muerto».
Si estas previsiones se cumplen, los reguladores bancarios europeos y mundiales (el Comité de Basilea) tendrán que replantearse las normas de solvencia y la defensa del sector contra posibles crisis. Lo cual puede traducirse en mayores exigencias de capital real, es decir, acciones, lo que obligaría a los bancos a realizar costosas ampliaciones de capital generalizadas.